Perspectivas en psicoterapia

Hay diferentes miradas sobre aquello que llamas problema. Este
blog intenta acercarte a aquello que llamas solución.





martes, 24 de enero de 2012

El encuentro con el alma salvaje

...una noche
se oye un latido en la puerta.
Fuera, una mujer en la niebla
con cabellos de ramas y vestido de hierbas,
chorreando verde agua del lago.
Dice: "Soy tú
y vengo de muy lejos.
Ven conmigo, quiero mostrarte una cosa..."
Da media vuelta para marcharse, se le abre la capa.
De pronto, una luz dorada...una luz dorada
por todas partes..." Fragmento del poema "La mujer que vive en el fondo del lago" de Clarissa Pinkola Estés)

¿Qué significa encontrarnos con nuestra alma salvaje? C.P. Estés lo expone en su libro "Mujeres que corren con los lobos", en dónde plasma, a través de narraciones, las vivencias de la mujer actual y el desfasaje con su antecesora, la Mujer Salvaje, de la cual desciende y forma parte.

Encontrarnos con ella equivale a dejar la mente guardada en un cajón... El alma salvaje nos invita a disfrutar con todos los sentidos, a ser las protagonistas de nuestra realidad, a escuchar la sabia voz de la intuición que puede distinguir" las capas de la personalidad, las intenciones y motivos de los demás." Es vivir con el deseo ardiente de seguir adelante, pase lo que pase. Es contatarse con la maternidad, al cuidar un hijo o cuidar una relación amorosa, un proyecto, un jardín...

La Mujer Salvaje vive dentro nuestro, ahora lo sabemos. Será nuestra tarea conectarnos con ella, liberarla de la capa de muzgo que la cubre.

¿Cuáles son algunos de los síntomas que indican que hemos "roto" nuestra relación con la Mujer salvaje?
"Sentirse fatigada, frágil, deprimida, confusa, amordazada, abolazada, apática hasta el extremo. Sentirse asustada, lisiada o débil, falta de inspiración, animación, espiritualidad o significado..."

lunes, 31 de mayo de 2010

¿Y a dónde se fue el deseo?

Muchas mujeres descubren que luego de algunos años de vida en pareja, el deseo se fue a dar una vuelta demasiado larga. Aparecen las dudas, las preocupaciones (sobre todo por el otro miembro de la pareja) y la culpa en algunos casos.
Pocas cosas hay en la vida que puedan compararse al deseo sexual. Pero este se comporta de manera similar a muchas; es decir, a todo aquello de nuestra vida que surge espontáneamente. Si algo es espontáneo no puede obligárselo; aparece solo. Las ganas son un ejemplo; el sueño es otro (mientras más tratamos de dormir en una noche insomne, más nos cuesta hacerlo).
Con el deseo pasa lo mismo, si lo hago para "cumplir", por costumbre o para "no discutir", el problema cada vez empeora más. Todo lo que hacemos de manera obligada termina por disgustarnos o cansarnos.
Paradógicamente, cuanto menos buscamos el deseo sexual, a veces es cuanto más aparece.
La idea no es negar el problema; la idea es buscar situaciones que propicien el encuentro sexual, pero sin hacer el amor si no se tienen ganas. Es necesario hablar con el otro, exponer lo que se siente, y generar más intimidad, más caricias, juegos en la cama, bañarse juntos...todo esto ayuda a salir de la "obligación", para finalmente relajarse y propiciar un ambiente placentero.
El deseo crece en el terreno de la comunicación, el amor por el propio cuerpo, el encuentro con el cuerpo del otro y el difrutar momentos juntos. Allí, podrá germinar la semilla de la pasión.

La narración como terapia para sanar heridas del alma


Las personas que buscan una ayuda terapéutica experimentan en sus vidas un grado de malestar (más grande o más pequeño); y por alguna razón tienen una perspectiva de su propia vida muy negativa. Parece como si se estuvieran proyectando una película dramática. En el terreno de la narración, son los protagonistas de una historia en dónde el problema es demasiado grande para vislumbrar una solución. El cuento no termina, el desenlace no llega. Esto produce frustraciones, angustia, tristeza y otras emociones similares.
Pero, qué pasa cuando vemos al mismo cuento desde otra mirada o perspectiva diferente? Podría ser por ejemplo: dejar de verse como el personaje que sufre para ser el héroe que encontró el tesoro perdido...o anheladamente buscado...
Ahora bien, tenemos un pasado y un presente. Solo podemos modificar el presente, después el futuro será una consecuencia de este.
La narración, el comenzar a escribir historias, cuentos, poesías, permite transformar el malestar. Puedo empezar a escribir una historia "alejada" de mi realidad, y después comenzar a acercarme a la misma...De cualquier forma será una experiencia maravillosa en dónde pasaría a un posición activa. Sería; no importa tanto el problema sino la solución que el mismo tiene, o lo que es lo mismo; a qué solución puedo llegar yo.
Algunos terapeutas narrativos invitan a escribir una historia sobre el problema planteado (y su solución). Otros relatan historias, sin interpretar nada. Será la persona que consulta quien elaborará las conclusiones. De cualquier modo, la narración será el medio para expresar y sanar, algunas heridas del alma.